lunes, 16 de diciembre de 2013

Obesidad y Estrés, si perdemos el control comemos compulsivamente


El 40 por ciento de las personas incrementa el consumo de alimentos calóricos en situaciones de estrés y nerviosismo, según la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).

Este estrés desencadena señales en forma de hormonas, neurotransmisores, etc... que activan en el cerebro y algunos órganos mecanismos de defensa frente a situaciones que el organismo reconoce como un peligro inminente, provocando medidas de urgencia, que despiertan en el individuo la necesidad de aumentar la glucosa en sangre por si tiene que huir o luchar, así como reservas de grasa corporal en previsión de no poder alimentarse. Y es que hasta hace poco tiempo, el problema más habitual de los seres humanos era el hambre, no los exámenes, ni las prisas, ni el jefe, etc. 

En la base del cerebro se encuentra la llave para controlar el apetito:
el hipotálamo, una glándula que recibe información sobre el estado de las reservas energéticas(combustible) y activa la sensación de hambre cuando éstas disminuyen. Si el estómago se llena, se envían las señales de saciedad al hipotálamo para que no sigamos ingiriendo más alimentos, tarda unos 20 minutos desde que empezamos a comer.

Cuando aparecen problemas de origen nervioso o psicológico, el hipotálamo se desajusta y se empiezan a mezclar las señales emocionales con las de la conducta alimentaria. 

Si perdemos el control comemos compulsivamente de forma irracional. Cuando el sistema funciona correctamente, las emociones no deben afectar al apetito y comemos cuando lo necesitamos realmente, por ello tenemos que desarrollar un plan  personal que se adapte a nuestras necesidades para no caer en un descontrol que nos lleve de la ingesta excesiva al ayuno con sus respectivos desajustes. Es recomendable consultar con un especialista.

Este plan debe incluir dieta equilibrada con un número de ingestas que mantenga los niveles de glucosa estables (5-6 día), ejercicio tan importante como la comida (además de quemar calorías,mejora el estado de ánimo) y dormir más de 7 horas. Durante el sueño el metabolismo necesita energía para mantener las funciones básicas y se libera la hormona del crecimiento, necesaria para la creación de nuevos tejidos.  Esta hormona es considerada una sustancia dopante porque ha sido utilizada por sus propiedades lipolíticas y anabólicas para quemar grasa y ganar músculo. 


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